Melancolía mezclada con el silencio.
Días grises en todos los sentidos posibles, no puede llover más.
Pero llegamos a un punto en el que es peor pararte a pensar por tan sólo una milésima lo que estás haciendo o vas hacer, a replantearte las cosas porque sabes que vas a cambiar bruscamente de opinión.
Ya no quieres ni si quiera saber lo que piensan o pensarán, es lo que menos te preocupa hacer ahora mismo.
Prefieres o simplemente haces lo que te apetece, que ahora es mucho más sencillo de lo que parecía.
Mientras tanto seguiré así, como soy, hasta que me de por pensar de nuevo.